jueves, 9 de octubre de 2008

El porqué de mis lamentos



Porque tengo entrañas que muerden.
Porque mis silencios abren resquicios.
Porque si entras sales como si nada.
Porque corre por mis venas un dolor que no se puede domesticar.
Porque ayer nadé en hielo y no consigo congelar mis brazos.
Porque dormito cuando duermo y duermo cuando estoy despierto.
Porque supe lo que no sabías y no supe como decirlo.
Porque me mantengo firme cuando me flaquea la firmeza y me flaquea la firmeza cuando me mantengo firme.
Porque hablo cuando estoy callado y sólo suenan suspiros.
Porque no pesabas en mi espalda y pesa no llevarte.
Porque no me muero con disparos y me sangra la ausencia.
Porque no hay hueco donde esconderse cuando aprieta la nostalgia.
Porque tengo días de perros donde ladran mis sienes de tanto frotarlas.
Y porque sí. Porque soy así.

3 comentarios:

*Lidia* dijo...

A mí me gusta que seas sí,y estoy convencida de que al resto también ;)

Un pene con luces?
No lo había pensado,pero tiene algo de parecido,sí...

Me pasaré por aquí!

Unb esito!!

Anónimo dijo...

Carlitos, corazón...tiempo...ese que todo lo cura pero que da miedo que haga mella en el recuerdo ajeno...ese que es sabio pero que pasa tan lentamente...tiempo, sólo tiempo.
He aprendido precisamente con el tiempo, que lo que no está en nuestra mano cambiar, hay que aceptarlo con serenidad. Aceptar. Suena fácil, eh?

Por cierto, gran frase la de "no pesabas en mi espalda, pesa no llevarte. Ains, sí...gran reflexión.

Un besito y ánimo...

Rocío Luna dijo...

Hola de nuevo Carlos.
No sé lo que te pasaría pero quiero darle la razón a Charo.
Tiempo. Y no te lo crees cuando te lo dicen, y es cuando pasa ese tiempo cuando te das cuenta que tenían razón, pero no lo quieres ver porque... ese tiempo no ha pasado...
Es duro, muy duro... y duele.
Un abrazo MUY GRANDE!!!