
Ayer estuve en una romería. Yo. El hombre anti-folclore, rodeado de guitarras españolas, sevillanas (de las que se tocan, no de las muchachitas de esta ciudad, que también), campito, olés y tradición pura y dura. Y barro. Mucho barro. Llegué a casa con barro hasta en las orejas, pero la verdad es que la cosa estuvo de puta madre y además nos trataron muy bien y nos dieron de comer y de beber mucho y de calidad. Al final Fátima va a ser buena gente y todo. Pero basta de contar anécdotas que esto parece un "Querido diario" de estos baratos y vamos a lo que importa, a lo que tiene enjundia, a lo bueno de verdad del día.
La romería era en Valencina, pueblo un poco feo de Sevilla que todo el mundo sabe dónde está menos los tres individuos que íbamos en el coche ayer. Lo mío es especialmente grave, teniendo en cuenta que viven allí mi amiga Fátima y mi hermana de sangre. Po no sé ir a Valencina, qué pasa. El caso es que hubo una especie de malentendido telefónico por el cual dimos por hecho que sabíamos llegar y cuando nos encontramos en la carretera nos dimos cuenta de que no. Así que nada, a falta de GPS, tiramos de llamadas telefónicas varias hasta que nos encontramos en Gines, sin tener ni puta idea de para dónde tirar. Dos de la tarde. Lluvia a mares. Casi nadie por las calles del pueblo del demonio. Y nosotros decidimos llegar preguntando, el más antiguo de los GPS que puedan existir.
Un sevidor, que va en el asiento del copiloto -y ese asiento otorga el cargo de preguntador-, divisa a una mujer. Bajo la ventanilla y justo cuando voy a llamarla, esta, que iba de espaldas, gira un poco la cara y, o ha tomado mucho el sol, cosa que es difícil porque lleva varios días nublado, o es negra. Optamos por preguntar a otra persona, porque esta de Gines, Gines, no es. Seguimos avanzando y nada, nadie. Hasta que llegamos a un semáforo en rojo y, a los pocos segundos, se coloca justo a mi lado un nota con una vespa y un casco más grande que él y la moto juntos. "Po na, vamos a preguntarle a este", pensamos, y bajo la ventanilla.
Yo: Oye, perdona...
Un chino. El tío gira la cara y es un chino. Un pueblo de Sevilla de toa la vida, y nosotros vamos a preguntarle a la africana y al chino del pueblo. El diálogo es el siguiente, que no tiene nada de particular, salvo que el esfuerzo que yo tengo que hacer para no descojonarme en su cara y que no se piense que me estoy riendo de él es sobrehumano (ADORO a los chinos):
Yo: ¿Sabes cómo se va a Camas?
Mi amigo (y conductor): Valencina.
Yo: ¡¡¡Valencina!!!
Chino con casco grande: ¿Valensina? Sí, pala aquí y pala allá, y allí etá Valensina.
Yo: ¡Gracias, tío!
Ea, y ya me puedo descojonar a gusto. Al final llegamos a Valencina gracias al chino, quién nos lo iba a decir. Tal vez si le hubiéramos dado una oportunidad a la africana...
Sobre lo que comí y bebí de balde (vergüenza debería darme) y sobre el típico comentario que en algún momento de la tarde se escuchó ("Esta gente debería pagar algo ya, ¿no?), ya hablaré otro día. Pero quiero insistir en que nos trataron DE PUTA MADRE. Vivan los valencin... los val... los... ¡¡¡viva la gente de Valencina!!!
8 comentarios:
come, come, q tienes q engordar esos 7 kilitos!
carles, si por mi fuera te los regalaba pero ya!!!
Vivan los donut: homer dixit
A las romerías se va a comer y a beber. Pues ea,si es lo que hiciste,bien por tí.
Bailaste sevillanas también? jejeje.
Ah! Y a que hora llegásteis al final??? Pa comer,no? jeje.
Pueblo del demonio???Te puedo rajar en 0,2 y lo sabes..aqui el unico demonio q hay eres tu, maldito!Ya quisieras tu ser de valencina y tener esa peaso de romeria q tenemos, jaja entre otras muchas cosas claro...
Con respecto a lo de Fatima, va a ser hasta buena gente, mejor me abstengo de decir nada x aqui jaja ya me encargare de decirtelo cuando te vea.
Amos a vé, Fátima. El pueblo del demonio no es Valencina, es Brenessssssssssssss. De Valencina sólo he dicho que es feo. Y que tú eres buena gente ya lo sospechaba, pero el otro día me lo confirmaste, que namás que te quedas con lo malo que dice uno, joén. Otra cosa es que hayas tardao cuatro años en demostrarlo, claro. Además, la entrada acaba con un "Vivan los vale..." ¿Cómo ostias se llaman los de Valencina? Un besassso.
Por cierto, el pueblo del demonio tampoco es Brenes. Es Gines, ostia puta. ¿Ves cómo no hay que hacerme caso?
Pues Gines está pegao pegao a Valencina, hermanito...
Así que los petardazos cada medio minuto sin interrupción durante dos días seguidos eran... por una romería... Pues yo sigo sin explicármelo. ¿Por qué torturar acústicamente a la gente... por una romería? ¿Sabe el vino o el jamón peor si no taladran los oídos del personal y los nervios de los perritos?
Fátima a lo mejor me lo puede explicar, porque yo estoy por llamar al alcalde.
Sí, estoy siesa, pero es que aún me dura el dolor de cabeza.
Gines el pueblo del demonio??? como te escuche la lasia(lola)te mata, jaja
Gentilicio de Valencina es valencinero/a.
4 años en demostrar que soy buena gente???No te la creio ni tu chaval, yo siempre he sio = solo q tu no has sabio verlo hasta ahora que es distinto jaja
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