Blocked

Como la cenicienta. Siempre me pasa. En mi caso es sobre las tres de la madrugada. Todos los fines de semana, puntual como un reloj. Da igual dónde esté, da igual con quién, con cuántas personas, da igual que me lo esté pasando bien o mal. Da igual. Me bloqueo. Quien está a mi alrededor me dice: "¿Qué te pasa?", o "Te has puesto triste". Y no tengo contestación. Primero, porque estoy bloqueado, y segundo, porque no sé qué me pasa. De repente, el lugar donde estoy se vuelve pequeño, la ciudad, también, las personas se vuelven figuras que no pueden ayudarme, y mi casa, una cárcel-refugio. Así que cojo y me largo. Sin excusas, sin explicaciones. Me largo, camino por la ciudad y me pregunto cuál es la solución. No encuentro la respuesta. El pasaporte me tiembla y la maleta agita la cola.

Subirme a otra nube en la próxima parada. Esta está ya muy contaminada.