miércoles, 10 de diciembre de 2008

Quinquis de ayer y hoy



Yo me crié en un barrio que era regular nada más. Me refiero a regular en cuestión de seguridad, porque lo que era el barrio en sí me encantaba. Tenía miles de rincones para jugar, jardines por todos lados, descampados... El lado malo era encontrar las jeringuillas en el suelo o lo atractivo que era para los individuos amantes del bien ajeno más conocidos como manguis, choros o choratas. Esa panda de mamones me arrebataron monedas de cien pesetas, balones, rodilleras y todo lo que puedan imaginar cuando yo era un pipiolo indefenso ante ellos, que solían venir en grupos, a menudo eran dos o tres años mayores (con lo que ello implicaba en aquel entonces en lo que a tamaño (¡corporal!) se refería) y, a veces, cabalgaban a lomos de su medio de transporte favorito: la bicicleta preferiblemente oxidada.

Entonces, cuando eras niño y vivías en un barrio como el mío, la modalidad, modus operandi o tipo de choro que venía a robarte se reducía principalmente a tres:

1.-El Carl Lewis. El choro Carl Lewis se caracterizaba, como su propio nombre indica, por su velocidad. Tú, poseedor de un balón de reglamento debidamente desgastado, gozabas de la siguiente panorámica: a tus pies, el mencionado balón; al frente, dos latas de coca-cola aplastadas que hacían las veces de portería (aquello era imaginación y lo demás son tonterías); frente a estas, tu amigo con los brazos extendidos esperando tu chut a puerta; bajo ti, albero puro y duro. De repente aparece un individuo que corre por tu flanco derecho, pasa frente a ti, y continúa corriendo por tu flanco izquierdo. Y ahora, como en las revistas de pasatiempos, busca las siete diferencias. Sólo que en este caso, la diferencia nada más que es una: ya no hay balón. Se ha ido zumbando con Carl Lewis, más concretamente en sus brazos. Y olvídate de cogerlo. Porque, entre que te das cuenta de lo que ha pasado (en este caso, el tiempo de reacción no es el mismo que cuando conduces, que todos sabemos que es de... de.. este... es MUY corto) y que sales corriendo, ya no pillas al nota. El choro Carl Lewis contaba con el elemento velocidad, y él lo sabía.

2.-El estresado. Este ya de entrada llegaba enfadao. Se ponía a tu lado, te cogía del brazo y te gritaba: "¡¡¡Dametoeldineroquellevasotepartolacaraynotereconosenitumare!!!". Tú, chico como eras, y con el enfado que se gastaba el chaval, no le llevabas la contraria y le dabas tus veinte duros. Ea. Ya tenía pa pagar la entrada del piso. El estresado, además, tenía mucho amor propio, porque si osabas decirle que no, se mostraba terriblemente indignado antes de zurrarte, como si le estuvieras negando algo a lo que tenía derecho legítimo e indudable. ¡Vamos, hombre! ¡Con los derechos del choro hemos topado! El choro estresado es el más desagradable de todos, porque te grita en la oreja, te amenaza, te zarandea y se lleva tu dinero. Este me cae mal.

3.-El adulador. Este es un ladrón, pero que te roba el corazón. Porque llegaba y empezaba a echarle piropos a todo lo que llevabas para luego robártelo. Te entraban ganas de decirle: "Toma, tontorrón" con una sonrisita picarona y bobalicona en la cara. "Illoooooo, qué piluco más guapooooooooo, ¿nooooooooo?", te dice, con tono meloso, mientras lo acaricia, para luego, sin más rodeos ni preámbulos, expeler un sobrio: "Dámelo". Ea. ¡Conquistador!

Estos eran los que te abordaban cuando eras chico y en una época que no es esta. Ahora no los puedo comparar debidamente, porque los que me vienen con treinta años no son los mismos que me venían con nueve. Además, los que te vienen con treinta ya no vienen a robarte directamente, sino... a ver si suena la flauta y te tragas su historia. Son, básicamente, dos:

1.-El del autobús. Da igual qué día sea de la semana, a qué estemos de mes o que llueva o haga sol. Este todos los días coge el mismo autobús para el mismo sitio. "Killo, killo, dame un eurito, que tengo que coger el autobús para (lugardedestino)". Lógicamente, ya tienes una talla y un porte que no tenías cuando eras pequeño y le dices un rotundo: "NO", ante lo que normalmente suele, como mucho, mirarte con mala cara o hablar entre dientes, pero no se atreve a más.

2.-El que te cuenta su vida. Este individuo trata de dar pena por todos los medios, con lo que sabes que muy agresivo no es. Te lo suelta todo de carrerilla y suena MUY natural: "Quemehadejaomimujéquemedrogoqueestoyenelparoquenopuedomá conlavidadameuneuro". Está tan acostumbrado a que le digan que no, que si le cortas en medio de la frase, ni la termina y se va. Un encanto.

Quinquis de ayer y hoy. Entrañables, adorables... Que nos cojan bien lejos.

12 comentarios:

RUTH dijo...

Pobrecitoooo No me digas que te robaron el balon como en los dibujos animados...??
welcome back!

*Lidia* dijo...

Una semana en actualizar...luego di de mí!!! :P

Los de hoy son peor que los de ayer...seguro...

Rocío Luna dijo...

Cada vez van a peor...
No me lo explico, tanto avance, y en lo básico, siempre pa'trás!!

Me he reído mucho con el adulador, jajajaja.
Un beso.

Zoe dijo...

Me ha gustado. En el relato de Carl Lewis con las latas de coca cola de postes de portería me has rejuvenecido. En nuestro caso los postes eran las chaquetas y abrigos.

Lo mejor eran los resultados parcos en goles, 22-23, 17-25, 10-32….

¡¡Y luego estaba el alta.¡¡. Si el portero no llegaba al chut del contrario por que su estatura física, era la que era, gritaba ¡¡¡ alta ¡¡¡, y ¡¡¡ya esta¡¡¡ así los largueros se acomodaban al gusto de los que se ponían en la puerta.

Un abrazo.

Johann Sebastian Blas dijo...

Zoe, eso me recuerda los partidos de chico. Ganando 20-4 y alguien dice, quien marca gana... y vas y pierdes...

Supongo que alguna vez habré ganado así... pero cuando pierdes te jode tela :D

A me mandaron cien duros una vez... que mal lo pasé :D con 12añitos...

eMuppet dijo...

Yo no se en Sevilla-city, pero aqué tenemos otro tipo más de chori/kinki/merde-drogata: el que te entra pidiendote un "sigarro" (tío tiene un sigarro?). Si le das el "sigarro" y encima le caes bien se te hace el coleguita y acto seguido te pide un "leuro" pa un bocata.
Si en mi caso, le sueltas un áspero "NO fumo", te arriesas a que el yonki te salte con un: Poh ahora me da la cartera.

Si ves que el yonki te puede (que te suelta una "guantá" y te deja sentao) echa a correr, si está famélico y comido de piojos, lo mejor es decirle algo tal que así:
Qué te via da yo ti! Hombre yaaaaa!

Y te vas :), Pipiolo (hehe)
Muaaaak!

Zoe dijo...

Para james fake. Pues sí, yo también he ganado y perdido partidos así.

Y efectivamente, si que jodía, si perdías. Ganabas 20-2 y en el último segundo te metían ese gol del que escribes, y ¡¡hala a joderse¡¡.
Qué tiempos.

Un saludo.

littlebrown... dijo...

...Pero las salchichas están más buenas con ketchup o con tomate?? ;)

Johann Sebastian Blas dijo...

con mostaza de dijón !!!

dios que litros de cerveza caen con eso !!! :D

Tytyvillus dijo...

Te falta el que te pide 1 euro para gasolina o para llamar por teléfono. Este último tiene la versión 2.0 de "déjame tu móvil" a la que vendría después la versión Usain Bolt (hay que actualizarse, macho)

Edito-e dijo...

Jajajajajaja...ay madre, si me haces ese monólogo en directo, me enamoro ;) un besazo, me encantóoooo!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

where you come from!