
En la imagen, Bear Grylls después de haberse
comido sabe Dios qué, que le ha dejado la boca
un poco manchadita
En esta vida hay cosas que no entiendo. Últimamente me estoy aficionando a un programa que echan en cuatro, ese canal casi sin anuncios, poco antes de la hora de comer y que se llama El último superviviente. Es un programa a modo de documental protagonizado por un auténtico zumbao que intenta explicarte cómo debes actuar si te pierdes en ambientes hostiles tales como las montañas heladas de Siberia o las islas perdidas del Pacífico. El protagonista de este programa, Bear Grylls, se lo come todo. Y cuando digo todo, quiero decir TODO. Que se cruza con un escorpión... se lo come. Que está en una cuevita y ve un mosquito enorme volando... se lo zampa. Le he visto ya meterse en la boca todo lo que uno se puede imaginar: ojos de res, ranas, serpientes, escarabajos... hasta los cojones de un macho cabrío se ha comido el muy hijo de la gran puta obsceno.
Y, claro, uno aquí dice: "Ostia, qué tío más asqueroso, ¿no?"
Pues no. O sea, sí, es asqueroso, pero no hay que poner la tele para ver a gente asquerosa que se mete cosas asquerosas en la boca. Porque más asqueroso que comerse todas estas criaturitas vivas que pululan por la naturaleza es zamparse atrocidades aún mayores y encima elaboradas y cocinadas. A saber:
1.-La coliflor. Ni los cojones de la cabra, ni el escorpión ni sus putas madres son tan abominables como una maldita coliflor. LA COLIFLOR HUELE A PIES. Me cago en los muertos de la coliflor y del mamón que las vende en el supermercado. Señores, Bear Grylls se jama todas estas cosas para intentar explicar que en situaciones de emergencia y hambre extremas uno TIENE que comer para sobrevivir. Señores, sobrevivir se llama supervivencia. Comer coliflor porque sí y porque a uno le da la gana se llama SER UN PUTO DESEQUILIBRADO.
2.-Los piquitos integrales. Esto ya es de no tener palabras. Yo estoy seguro de que a uno le tapan los ojos y le meten en la boca primero un piquito integral y luego la babucha de la abuela y NO NOTA LA DIFERENCIA. Porque comer piquitos integrales es como meterse en la boca una puta babucha invernal. Hay que estar loco para comprar en un supermercado una maldita bolsa de piquitos integrales y luego comérsela porque sí, porque yo como piquitos integrales y soy más sano que nadie. Si no puedes ir al váter no vayas, loco del demonio, pero comer piquitos integrales NO TIENE PERDÓN DE DIOS.
Bueno, bueno, es que estoy indignado. Coliflor y piquitos integrales... ¡¡¡por Dios!!! Pero ¿qué va a ser lo próximo? ¿¿¿Espinacas??? Bueno, con bechamel están buenas.
4 comentarios:
ostias, espinacas... las de casa postas en la alameda están... MALÍSIMAS
Toootalmente ...ya me podrias haber avisao Mr Fake...estaban saladas como tos sus muelas...puajj
Pero a mi si me gustan los piquitos integrales...y la coliflor tb...
Lo proximo los ojos de res..mmm
ah ¿pero no hay que saber escribir para tener un blog?
toma que bien!!
por cierto, si no sabes o tu madre no sabe cocinar no es culpa de las verduras, dile que no eche mierda en la hoya ;P
Vamos a ver. Si a mí las peleas cibernéticas ME ENCANTAN. Anónimo/a, ADORO que escribas en mi blog intentando meterte conmigo e incluso aceptaría que me insultaras y cosas de esas, porque de verdad que me va la marcha. Pero, hombre, es que así no se puede. Me has dejado muy triste, porque yo he empezado a leer el comentario to feliz, pensando en un nuevo combate dialéctico y me encuentro con que me atacas porque no sé escribir y acto seguido pones "hoya". Ea. Hombre, nooooooooooooooo. Eso es como un suicidio en una pelea, hombreeeeeeee.
Bueno, va. Le pegas un repasito a la ortografía y volvemos a intentarlo, ¿¿¿¿vale????
Ilusionado, te espero. Carlos.
Ain, criatuira...
Publicar un comentario