martes, 22 de diciembre de 2009

Veinte en bastos



Hay lugares donde estar buena supone un peligro. Estar buena y tener un marido cabrón, claro; eso es ya una combinación explosiva de la que no te escapas si cumples estos dos requisitos. Todos hemos visto matrimonios en los cuales los cónyuges pasan el uno del otro. "¡Ay, qué penita!", o "¡El amor no existe, es todo mentira!", es lo que podemos llegar a pensar cuando vemos casos de estos. Pero claro, lo máximo a lo que llegan estos individuos con alianza al dedo es a ponerse un buen par de cuernos (un par o unos cuantos pares) o a hablarse un poco mal delante de un público entusiasmado.

La historia de hoy hay que enfocarla bien. Especial delicadeza hay que tener a la hora de citar los nombres de los protagonistas y de los lugares en los que este suceso ha ocurrido, porque, dicho de manera fina, es altamente complicado, y dicho de manera no fina o propia de mí, manda cojones.

Empecemos poquito a poco. Norte de la India, año dos mil nueve, que ya agoniza. Un individuo un poco golfo cabrón llamado Raheesu, pero al que a partir de ahora vamos a llamar Putovicioso, está jugando al poker con un amigo del que desconocemos el nombre pero al que vamos a llamar Amigodelputovicioso. Bueno, la verdad es que desconocemos su nombre, pero sí sabemos su nombre en clave -o algo así-: Feroz. Toma ya. ¡Feroz! -¿Dónde vas, cari? -Me voy a dar una vuelta con ¡¡¡Feroz!!!, ese amigo mío que está al margen de la ley y escupe al suelo cuando quiere y donde quiere. Ese tío que mea contra el viento y no se salpica y deja nenas desquiciadas de amor por él allá donde pisa. Bueno, pues eso, que parece que a Amigodelputovicioso le llaman Feroz, así que vamos a respetar el sobrenombre a partir de ahora y le vamos a llamar Pichaferoz, que queda más bonito y seguro que le hace ilusión que le llamemos así. Pues bien, Putovicioso y Pichaferoz están jugando a las cartas en Billauchpura -¿Billauch qué? Billauchpura, Billauchpura-, que al parecer es un pueblo que está en la región de Uttar. A Putovicioso parece que la mano no le va nada bien, y acaba perdiendo todo su dinero -es que Pichaferoz es mucho Pichaferoz, y además cuentan que es capaz de decir Billauchpura veinte veces seguidas sin trabarse-. Claro, uno, si es un viciosillo de los buenos, no se rinde así como así cuando el dinero se acaba, porque teniendo recursos... ¡qué cojones! El dinero es uno más, pero no el único. ¿Para qué voy a empeñar el reloj que me regaló mi padre antes de morir -y que si esto fuera Pulp Fiction habría llevado metido en su culo durante meses-, si tengo a mi mujer? Pues eso hizo Putovicioso, sí. Apostó a su mujer... y perdió. La noticia no da datos al respecto, pero está claro que la individua debería estar buena, porque claro, el otro la aceptó como apuesta. Póngase el lector, si no, en el caso contrario: usted está jugando a las cartas y su oponente le dice: "En esta partida voy con mi mujer", y resulta que la mujer es más difícil de ver que una pijota con hombreras; pues claro, uno le dice: "¿Ande va, ío?", y ahí se acaba la partida. Pero no. Pichaferoz aceptó, y, como digo, ganó la partida. Y se llevó a la mujer a su casa. Que uno dirá: "¿Y ella por qué se fue con él?". Pues al parecer por estos lares la mujer como que no, no es que goce de mucha libertad, no, así que en un principio fue llevada a rastras a Villa-Pichaferoz, pero se acabó escapando por la ventana en cuanto este fue a comprar el pan. Y lo primero que hizo la tía buena en cuestión fue denunciarlos a la pulisía, que se ha escandalizado un poco con el tema y anda buscando al dúo dinámico; sí, los anda buscando, porque ahora resulta que Putovicioso y Pichaferoz se han escapado temiendo las consecuencias y andan en paradero desconocido. Así que ya sabes: si los ves, llama a las autoridades. O échate una partidita de cartas con ellos, que se ve que les va el tema. Pero por dios, no apuestes a tu mujer. Apuéstate el perro, que echa babas, suelta pelo y se lame los huevos.

Hasta mañana, España.

1 comentario:

Sara dijo...

me parece de comedia total, me juego a mi esposa, la pierdo, se la lleva, se escapa y abandono el país (por decir algo) con quien se la ganó.

estas cosas son geniales si señor, ay por dios, ahora encima la mujer no solo no tiene a quien le ganó, sino que encima se queda sin esposo, aunque claro sabiendo que se jugó su piel igual ahora está feliz y contenta, asi que mira me alegro por ella, ves? si todo lo malo tiene su parte buenaaaa


guapo!!!!