miércoles, 6 de enero de 2010

Mardito duende der demonio



Hoy vengo dispuesto a ser muy crítico. Muy crítico con un sector bastante peculiar que nació allá por los años ochenta pero que tuvo su época de jolgorio y esplendor en la década de los noventa. Hablo de... los seguidores de Héroes del silencio. Los que me conozcan dirán: "Pero ¿tú no eras uno de esos animalicos?", y yo contesto: "En efecto, en efecto, pero ¿qué pasa? ¿Que uno no puede ser crítico consigo mismo? ¿Que una persona, por muy consciente que sea de su elevada categoría personal y espiritual, aparte de su portentosa presencia y elevado sentido del humor que alegra a todo aquel que tiene a bien compartir cualesquiera aspectos de su vida con ese mismo del que estoy hablando -o sea, YO-, no puede, a la par, saber que a pesar de sus escasísimos defectos, tenerlos los tiene? No os entiendo, vamos. ¿Qué creíais? ¿Que ser tan brillante me ciega? PARA NADA, chaval. Sé que a veces no soy lo perfecto y elevado que parezco, a ver qué os pensáis. Es más, diría que es necesario tener defectillos para equilibrar la balanza y conseguir en momentos puntuales sentirme integrado en vuestro mundo, el mundo de los cochinos plebeyos. Sé también que ahora mismo estáis pensando: "Pero bueno, yo no entro a un blog para que me insulten", y tenéis razón, tenéis razón. Es más, os pido humildemente perdón. Bastante tenéis ya con ser plebeyos como para que encima yo os lo recuerde.

Pero bueno, a lo que vamos: los seguidores de Héroes del silencio. Estaba yo ayer escuchando un disco de su ex-vocalista y ahora cantante en solitario Enrique Bunbury, cuando pensé: "Hay que ver lo que ha cambiado esta criatura". Y empecé a recordar lo que yo pensaba de él cuando era un fanático de estos que llevaban camisetas negras con fotos de la banda plasmados en el pesho. Sí, amigos, TODOS éramos iguales. Llévabamos las susodichas camisetas allá donde íbamos, y si olía el sobaquillo ya por el uso desmedido, aguantábamos dos lavadoras más para poder seguir luciéndolas (¿quién ha dicho guarro?), porque llevábamos CON ORGULLO ser seguidores de la banda ibérica más internacional que nuestros cerebros adolescentes habían conocido jamás.

Respecto al pañuelo en la cabeza de Enrique, tomábamos la postura más fácil cuando los detractores de este nos lo escupían cruelmente a la cara: lo ignorábamos. Como cuando un niño pequeño piensa: "Si no lo miro, no está pasando". Sí, señor, era tema tabú. Cuando el maño decidió dejar de llevarlo allá por el tercer disco, el del vino, nosotros optamos por correr un tupido velo y no hablar más del tema. Y si alguien nos decía: "Ay, el maricóoooooon (qué nos dolía esa palabra, Dios, ¡¡¡qué nos dolía!!!), con el pañuelitoooooo eseeeeeee, ¿andeee vaaaaaaaaaa?", nostros, ipso facto, pensábamos: "Rebota, rebota y en tu culo explota". Sí, amigos, nos dolía lo del pañuelo, pero seguíamos adelante. Cuando, años después, el propio Bunbury declaró que qué hortera era lo del pañuelo, TODOS sentimos un alivio enorme al saber que al fin se había cerrado la carpeta al lastimero asunto. Podíamos seguir viviendo.

Otro tema espinoso era el de las letras de las canciones. Estábamos todos convencidos de que eran BUENÍSIMAS. No nos enterábamos un carajo de lo que querían decir, pero, hostias, ¡qué bien sonaban! Decíamos: "¡Illo, illo, que dice prestidigitación, tío, prestidigitación!", y todos corriendo al diccionario con nuestros tiernos quince años a ver qué significaba prestidigitación. Cuando lo descubríamos, nos quedábamos igual, seguíamos sin saber de qué cojones iba la canción, pero cerrábamos el diccionario y decíamos: "¡¡Uf!! ¡¡Qué letras!!". Cuando luego y de nuevo los detractores -sí, esos malditos capullos que tanto odiábamos- nos decían aquello de: "Pero si las canciones no se sabe ni de qué van", nosotros, heridos en nuestro orgullo, espetábamos: "¡¡¡Es que son muy herméticas!!!", y nos quedábamos tranquilos. ¡¡¡Con fruslerías a nosotros, los adoradores de Bunbury!!!! ¡¡¡Anda, ome!!! Pero, seamos honestos: a ver quién tiene cojones de decirme de qué va Sirena varada.

El golpe más duro fue la separación. No ya por la separación como tal, sino por el cambio de nuestro Enrique. Claro, nosotros nos habíamos acostumbrado a verlo como el machote máximo. Lo veíamos ahí, con su vellito en el pecho, sus pantalones de lentejuelas -sí, he dicho lentejuelas-, y pensábamos: "¡¡Qué machote, cojones!!", y... en fin. No quiero describir el impacto que sufrimos al ver por primera vez sus uñas pintadas de rojo... Sus pulseritas... Su manita tonta mientras cantaba... Teníamos ganas de gritar a la pantalla: "¡¡¡¿QUIÉN ERES TÚ Y POR QUÉ TE HAS COMIDO A ENRIQUE????!!!!". Sí, porque engordó, engordó. Era como si un gay comilón se lo hubiera zampado. Creo que todos éramos unánimes al pensar que Bunbury debía volver a las drogas. Y se ve que volvió y adelgazó otra vez. Pero lo del ¡¡¡ays!!! no se le fue. Y no sólo no se le fue, sino que se le agravó, hasta que, cada vez que alguien nos decía: "Po ese es gay", nosótros agachábamos la cabeza y ni siquiera teníamos ánimo de decir: "Rebota, rebota...". Hasta que un día sacamos el orgullo patrio y el espíritu de supervivencia y gritamos a los cuatro vientos: "¡¡¡¡Y si es gay, ¿qué pasa?!!!!". Luego se echó novia, que, aunque fea, novia es, y ya volvimos a pensar que era un machote a pesar de los pesares.

N. de la R: este ataque a la hipotética homosexualidad de Bunbury sólo pretendía acentuar la pasión por la enorme masculinidad del mismo que los seguidores de Héroes sentíamos en sus inicios. El autor declara abierta y sinceramente no tener nada contra los gays. ¡¡¡Tres hurras por Máxim Huerta, coño!!!!

En fin, y nada más. Que todo esto se me vino ayer a la cabeza escuchando una canción de Enrique y tenía que soltarlo, tenía que soltarlo. ¡¡¡¡Porque llevo mucho dentro!!! ¡¡¡Mucho doló!!!! ¡¡¡Mucho doló!!!! ¡¡¡Enrique, vuelve!!!!

7 comentarios:

sara dijo...

egocentrismo al poder jejeje con cariño eh! que no se dice elogios dice.. ay por dios alma mia...

disimula disimula que en verdad lo crees, no disimules mas !!!

bueno yo a heroes del silencio los conozco si, incluso tenia un caset de ellos, el cual descubrí haciendo limpieza en el baul de los recuerdos de mudanza en mudanza, pero nunca e sido uno de esos animalicos, mi hermano mayor si, es decir el de tu edad, pero se le pasó, fijate tu, tu eres fiel, si señor.

bueno hacia mucho que no lo decia, no porque el resto de entradas no me hicieran el mismo efecto, que si,pero soy consciente de mi repetitividad y lo cansina que puedo resultar pero... LO QUE ME puedo reir contigo!!!!

guapoooooo

|[Silence]| dijo...

Eres un maldito friki :)
pero a mi también me mola Bunbury

Little Sister dijo...

Nunca me gustó Heroes.... (y eso luego me llamas friki a mí :P)

Lo más curioso es que hoy en el centro comercial al que he ido, sonaba justamente la canción del prestidigitador der demonio... y nunca había oído yo ese tema... casualidad no?

En fin, que sigas escribiendo, que nos haces reír un montón!! :D

RUTH dijo...

jajajajaja

hostiah macuerdo de haberme hecho la interesante con el significado intrinseco de las letras de heroes...

Sisque...

XDDD

RUTH dijo...

jajajajaja

hostiah macuerdo de haberme hecho la interesante con el significado intrinseco de las letras de heroes...

Sisque...

XDDD

Johann Sebastian Blas dijo...

eran un banda de maricones!!! yo habré dicho milloones de veces... en senderos de traición... banda de gays.... al fin se reconoce!!! :D

El especialista escapista dijo...

Jajaja. Lo que me he reído

Desde luego, cómo sufrimos el homosexualismo de Bunbury ^^

Un abrazo muy fuerte!!!