sábado, 15 de noviembre de 2008

Save the animals



Los defensores de los animales a veces van demasiado lejos. Está muy bien que uno defienda que tienen sus sentimientos, sus emociones, sus cosillas... ¿Quién no ha visto más de una vez a dos perros gozando de los placeres de la pobreza como burras en celo? ¿Quién no ha ido paseando por la calle y ha visto a la típica señora con su perrito vestidito como una personita -sí, dan ganas de matarla, os comprendo, yo también lo he sentido-? ¿Quién no se ha quedado asombrado ante la reacción cuasi-humana de cualquier animal ante cualquier estímulo y ha dicho: "Anda, mira, qué gracioso el (nombredelanimalencuestión), si parece una persona"?

Sí, sí, sí. Pero, como digo, esto entra dentro de lo normal. Bueno, lo de la señora con el perro vestido, no, pero digamos que no llega a los extremos de lo que ha ocurrido con estos dos tíos en Santa Cruz de Tenerife. Y es que dos policías locales estaban tan tranquilos pasando su jornada laboral como buenamente podían, cuando vieron a tres individuos subidos en una misma moto, y, lógicamente, les dieron el alto. El protocolo en este tipo de situaciones exige que en ese preciso instante se proceda a la identificación de los infractores. Lo que nadie esperaba, ni el protocolo mismo, es que el ocupante de enmedio fuese una cabra, con su casco y todo. Si Blanquita levantara la cabeza... El caso es que los dos otros ocupantes de la moto, humanos estos, aparte de defensores acérrimos de los animales se ve que eran un poco gilipollas, porque no es sólo que fueran en plan "vamos a llamar la atención, vamos a llamar la atención" subidos tres en una misma moto, sino que además tenían los huevos más cuadraos que el cubo de rubik, ya que no llevaban ningún tipo de documentación. Son ganas de que te detengan, coño. Que, a todo esto, me pregunto yo: ¿y detrás de la moto no iba corriendo un tío con una escalera y un organillo?

Desconozco qué le ocurrió a los dos tipos. No sé qué fue de la cabra ni de los agentes de la policía local. Sólo sé que la moto fue enviada a los depósitos municipales. Pobrecita, que las motos también tienen sus sentimientos. Si no, que se lo digan a Harley.

2 comentarios:

Mary dijo...

Dioosss, hay de todo en la viña del Señor. Pero vamos, soprenderme, no me sorprende.

Johann Sebastian Blas dijo...

y nadie se preocupa de los james fakes... o ¿qué pasa?