La misa-botellona

Tiroriiii, tiroriiiiiiii...

Que los italianos son unos golfetes lo sabemos todos. Pero que entre los golfetes maleantes se encuentre un representante de la santa iglesia ya es algo menos común y sabido.

Pero antes de proseguir, me gustaría aclarar que no me hace especial gracia que el protagonista de mi entrada de hoy sea un italiano, porque el italiano como tal, como colectivo o pueblo, me cae mal. Porque los italianos, al igual que los bomberos, nos quitan las mujeres. Por esta regla de tres me deberían caer mal también los argentinos, pero es que estos tienen a Federico Luppi y ahí ya me han ganao de por vida, porque me quito el sombrero ante tamaño actor. Pero los italianos lo máximo que tienen es a Rocco Sigfredi, que como ustedes comprenderán, este no me llama especialmente la atención. Así que nada, italianos y bomberos al mismo saco de mi ignorancia. Es más, prefiero que se queme mi casa antes que llamar a un bombero. Y como el bombero ya sea italiano...

Pero bueno, que me desvío. Todo esto viene porque a un sacerdote italiano le han retirado el carné por conducir borracho. Ea. Y uno dice: "Hijoputa, el cura, no es fiestero". Pues no. Resulta que al parecer el hombre había celebrado cuatro misas seguidas, una detrás de otra, y, claro, tanto vino, tanto vino, al final tiene sus consecuencias. La cosa fue más o menos así:

PRIMERA MISA: "Este es el cuerpo de Cristo, que yo os entrego... bla bla bla".

CUARTA MISA: "Illo, Cristo, que tú ere mi colega, tíoooo, que yo te quiero taco, tíoooooooo".

El caso es que el sacerdote Don Simón va a recurrir al juez de paz, porque alega que él no iba borracho voluntariamente, sino por exigencias laborales, y va a utilizar a dos abogados que por lo visto ya se vieron en una parecida con un religioso islámico que también iba piripi por lo mismo. Así que nada, ya sabéis qué tenéis que hacer los fines de semana: una buena sotanita, y ala, a jincarse tos los cubatas que haga falta.