¡Abraham, cojones!

Vamos a ver. Estamos perdiendo al chaval. Abraham, hacía meses que no hablaba de ti, con la vana esperanza de que mis palabras te hubieran hecho recapacitar; a ti mismo o a tus benditos padres. Pero cuál es mi sorpresa cuando el domingo, feliz como un crío con mi tostada -que viva la manteca-, enciendo la tele y te veo de nuevo, después de tanto tiempo. Pero no todo es manteca y felicidad en esta historia, no, porque me he llevado un disgusto MUY GRANDÍSIMO.

Abraham, cojones. Que no todo tiene un pase. Chaval, que ya te estás extralimitando; que llega un punto que un ser humano jamás deber pasar; que hay una fina línea trazada allá donde acaba la cordura y el histrionismo se convierte en minucia para dar paso a la más absoluta locura. Hijo, eres UN DESEQUILIBRADO. Date cuenta de una cosa, cándido amigo: ESTÁS MÁS DELGADO. ¡¡¡¡Te lo avisé!!!! Mira que te dije que como siguieras por ese camino ibas a ver los bocatas a distancia, porque te los iban a quitar todos en el recreo. Y claro, uno no puede ser el sujeto pasivo del verbo robar (bocata) día tras día sin que su línea se vea resentida. Me tienes muy preocupado. Me tienes MUY PREOCUPADO. Primero porque pasas hambre; y segundo, porque me la quitas a mí cuando te veo. Porque vamos a ver:

-Minuto 2:27: A ver, niño. ¿Quién cojones te ha dicho que eso de guiñar el ojo a la cámara, combinando dicho gesto con brusca oscilación de lo que viene siendo el cuello, queda sexy? Entérate, deja de engañarte, querido casi-púber: así sólo te vas a ligar a las viejas de ochenta años. Y no es eso lo que queremos, ¿verdad, Abraham? Porque no somos raritos, ¿verdad, Abraham? Bueno... un poco rarito sí eres. Bueno, un poco no, bastante, para qué nos vamos a engañar. Pero claro, uno te veía ahí pequeñín, con tu carita de angelito católico apostólico romano con sobredosis de obleas, y tenía la esperanza de que cuando te saliera bigote (aunque tienes pinta de futuro lampiño, todo hay que decirlo; pobrecito mío, todas tenían que caerle a la criatura... ¡¡¡todas!!!) ibas a recapacitar, ibas a decir: "Mis padres no son benignos para mi futuro mental" e ibas a rebelarte contra el orden casero establecido; ibas a poner los cojones sobre la mesa e ibas a darle al play del CD para que retumbara y reverberase en toda la casa Judas Priest o algo de eso. Pero no. Vas creciendo y se ve que esto te gusta, que te sientes cómodo en la copla y el "Sergiodalmismo". Y eso es muy grave. Muy grave. El caso es que, por si no se había visto bien claro el guiño en cuestión, lo repites en el minuto 3:14. Esto es ya una obscenidad.

-Minuto 2:42: O sea, esto ya es mucho. Abraham, Michael Jackson no te agradecería este homenaje en absoluto. ¿¿¿¿¿¿Pero eso qué es??????? ¿¿¿¿¿¿¿¿Pero a qué estás jugando??????? ¿Qué pretendes, acabar con mi cordura? Niño, esas cosas no se hacen. ¿Y esa cara de "me he tirado dos horas frente al espejo ensayando la expresión de tipo duro? Asúmelo: con esa cara EN TU VIDA te va a salir lo del tipo duro. Que hace eso mismo Clint Eastwood... po mira, sí, me acojono un poco. Pero que lo hagas tú es como si Espinete viniera a robarme un euro. No cuela. O como si ahora a Belén Esteban le da por querer convencernos de que es más fina que un olivo. Pues no, ya es imposible. Así que déjalo, por favor. Déjalo, porque es que yo no puedo con esto; no puedo, no puedo, lo siento, ahora voy a soñar esta noche y todo por ese puñetero movimiento y esa cara ahí perdonando vidas a las ancianas que, sentadas desde sus sillas de plástico del plató de canal sur -¡qué gran canal!- te observan -o lo intentan, porque muy bien no verán- emocionadas porque las devuelves a los años treinta. Niño, no vayas nunca a Pino Montano o a las 3.000 que no vas a vivir para contarlo. Ofú, Abraham, qué disgustado me tienes.

-Minuto 4:34: Venga, va. Entre tú y yo. Eres gay, ¿verdad?

Bueno, y una vez analizado el metraje en sí de tan brillante video, quiero destacar tres aspectos que aún no he mencionado en mi disección. A saber:

1.- ¿Quién te ha recomendado que te vistas así? ¿Tom Jones?

2.- ¿Cuántos años tienes? ¿Diez? ¿Once? ¿¿¿¿Y YA HACES PLAYBACK???? Esto me ha dolido mucho. ¡Mucho!

3.- Especial mención requiere el intento frustrado -porque no lo consigue, no sé si porque no puede o porque tanto botox la ha dejado totalmente inexpresiva, que no lo descarto- de Bibiana Fernández, la artista anteriormente conocida como Bibí Andersen, por mostrar su más absoluta emoción ante tamaño niño prodigio. Se le agradece de todas formas el intento, porque demuestra toda la comprensión hacia ti de la que yo carezco. Ella, tan progre, tan revolucionaria, presenciando impertérrita -y, como digo, intentando incluso mostrar admiración- tamaña aberración. ¡Bravo, Bibi!

Bueno, me despido ya, siendo consciente de que soy antipático y cabrón; pero, lo siento, creo que cosas como estas merecen toda la crueldad del mundo y parte del extranjero. Porque fenómenos como Abraham, productos de este tipo -y ahora estoy hablando TOTALMENTE en serio- debieron ser enterrados junto con don Francisco Franco (Dios, ahora sí que se me ha quitado el hambre).