jueves, 3 de diciembre de 2009

Grandes coñones de ayer y hoy. En el capítulo de hoy: la serpiente coñona

Para aparecer en mi blog no es suficiente con parecer mongolo -ejemplo: David Bustamante-. También hay que serlo -ejemplo: David Bustamante-. Serlo sin parecerlo da puntos, la verdad, porque aquí entra el elemento sorpresa que tan agradable es cuando estamos frente a la historia de un mongolo. Claro, como no te lo esperas, porque el mongolo o coñón en cuestión parece ágil y astuto, pues doble alegría que te llevas cuando hace la floritura de turno que, ipso facto, le hace claro candidato para entrar en mi blog -es ciertamente curioso que hable de "entrar en mi blog" como si fuera el mayor de los privilegios; eso voy a tener que mirármelo. Porque no es cuestión de ponerme a darme golpes bajos a mí mismo, pero apenas tengo lectores. Maldito capullo... -.

Este es un poco el caso que nos ocupa hoy. ¿Quién diría que una serpiente puede ser coñona? ¡Nadie! Con el respeto que nos infundan; el miedo, incluso. Con esas caras de hijas de la gran puta, de: "Ay, que te pego un bocao a la que te despistes...". Efectiviwonder, las serpientes no parecen nada tontas. Pero ya lo dice el refrán: "No juzgues por su apariencia a quien..." Ya lo dice el refrán, que no hay que juzgar por la apariencia, y hoy traigo la historia de una serpiente que no lo parecía pero que es un poco gilipollas. O eso o es muy engreída, porque a la que vamos a denominar "la serpiente lumbreras" no se le ocurrió otra cosa que comerse a sí misma. Y no a besos, que puede ser -un día vi una porno donde un nota se la autochupaba, y los huesos de su cuello estaban bien, así que imaginad la tranca que calzaba el amigo-, sino que se puso a comerse literalmente; comer de masticar, de: "¿Hay pan pa mojar?", o de: "Hostia, qué a gusto me he quedao; ahora pega una siesta". Algunos dirán: "Animalico, el hambre que tendría la criatura", y, sí, tienen razón, porque el dueño al parecer eso de darle de comer a su mascotita era algo que no tenía muy en cuenta, pero, cojones, una cosa es tener hambre voraz y otra estar tan agilipollao como pa comerte tú a ti mismo. Porque, a ver: esto plantea una crisis significativa espacio-temporal-causal de la ejecución de una consecuencia implícita en un acto deglutativo -me encanta inventarme cosas-: si comes para vivir o sobrevivir, pero el acto en sí de comer conlleva tu muerte, ¿para qué cojones comes, si el remedio es peor que la enfermedad? Pues la respuesta es sencilla: porque eres un coñón y no has caído en eso. Ya está, así de fácil. Que espero yo que la serpiente esta no fuera de darle chupaditas a la cabeza del langostino, porque a ver cómo cojones lo hacía cuando llegara a su propia cabeza, que una cosa es autochuparse el pene, sólo al alcance de los privilegiados elefánticos, y otra sorberse los propios sesos -qué asco las dos cosas, por cierto-.

Encima la muy gilipollas se estaba asfixiando cuando la encontraron porque al parecer aquello ya no entraba más. Joder, serpiente, es que lo has clavao. En el diccionario de "decisiones incorrectas" tú eras la estrella.

En fin, reflexionemos, para acabar: amigo conductor, si decides adquirir un animal exótico, léase, una serpiente, para que acompañe tus solitarios momentos en el hogar, dale de comer.

Y hazle un test de inteligencia, claro.


Gorki, la serpiente

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajajajajajaajaja

pobre serpiente, vale, pero que tonta es por dios, era mas rentable comerse al amo, o incluso intentar zamparte cualquier cosa que tubiera en el terrario, ¿pero a ella misma? ay por dios...

que risa... que serpiente... que capullo el dueño, ay... ay...

y que no se me olvie, GUAPOOOOOOO

Carlos dijo...

SARA: esto de autozamparse me ha recordado ese chiste que dice...

-Perdone, ¿tiene fuego?

-No -contesta el otro, palpándose en busca de uno-, pero me acabo de dar cuenta... ¡¡qué bueno estoy!!

Ese no te lo habíao contao, ¿verdad?

iClass English dijo...

¿y si le ponemos unas gafitas a la niña? porque a lo mejor se confudió como Dinio...