La gran verdad de Walt

Todos hemos crecido con ellos. Todos hemos disfrutado durante nuestra infancia con sus aventuras y con sus andanzas. Pero... ¿qué se esconde detrás de los grandes clásicos de Walt Disney? ¿Son tan inocentes como parecen? ¿Hay algún tipo de mensaje oculto o de doblez en las distintas historias que este tipo tan raro que luego se quiso congelar junto a los langostinos para Noche Buena ideó? No te muevas del asiento y lee el siguiente reportaje que he elaborado cuidadosa y meticulosamente, porque vas a descubrir cosas que jamás te habrías imaginado.

Empecemos, pues, sin más dilación.

Capítulo 1: Blancanieves y los siete... ¿enanitos?

La historia oficial que narraba este perverso cuento aparentaba ser de una inocencia pura y cándida que no ofrecía dobleces. Pero... ¿era realmente así? Analicemos un poco: una joven buenorra que va a ser eminentemente asesinada por su madrastra. Empezamos bien. Violencia. Un cazador asalariado que es contratado para matarla... y le da el chivatazo. Corrupción. Aparte que el cazador andaría un poco salidillo, porque si no, no se explica. Pero para salido el príncipe. Aunque no adelantemos acontecimientos. Siete enanitos un poco sospechosos. Siete enanitos que dejan sola a Blancanieves -que, por cierto, eso de Blancanives suena a COCAÍNA- durante el día y sólo la acompañan por la noche. Mmmmmmmmm... ¿no es raro? ¿Por qué sólo por la noche? ¿A qué hora emiten las películas porno? Claro, cuando se ponen tiernos, a por Blancanieves, ¿no? Pero para hijo de puta de verdad, el príncipe. Atención. Blancanieves supuestamente muere envenenada, y llega el puto enfermo este... ¡¡¡y quiere quedarse el cuerpo porque se ha enamorado de ella!!! A ver, pedazo de animal, ESO SE LLAMA NECROFILIA. Que luego al hijo de puta suertudo le sale bien la jugada, porque la otra escupe el cachito de manzana y revive. Anda que no eres coñona, criatura. La que has liado con un trocito de manzana.

Capítulo 2: Pinocho y su... ¿nariz? que crece

Vamos a ver, que esto es muy fuerte. Un viejo solitario que vive solo y se fabrica un monigote al que algo con forma fálica le crece cuando miente. Porque a mí no me jodas, una nariz tiene forma de nariz, pero lo que este puto viejo del demonio le puso a Pinocho era un pito en la cara. ESO NO ES UNA NARIZ, amigo, eso tiene forma de chola. Y claro, luego viene lo fácil: "Ay, Pinocho, no mientas, no mientas, que te crece, que te crece", y en realidad ESTÁS DESEANDO que el puto muñeco del demonio falte a la verdad, anciano enfermo. Este seguro que era colega del príncipe de Blancanieves.

Capítulo 3: La bella... ¿durmiente?

Sí, durmiente. Esta lo que era es una golfilla. ¿Lista ella? Noooooooooooooooooooooooooooo. ¡¡¡Qué va!!!! "¡Ay, estoy dormida, estoy dormida, que venga un príncipe, me dé un morreo y me despierto!". ¡Qué casualidad más grande, hombre! Tú lo que tienes es un furor uterino que lo flipas, mona.

Y me quiero detener en este último cuento inocente ya para terminar, porque al parecer la obscenidad de Walt Disney no tiene límites, incluso después de congelado, y se comenta que, en esta época de remasterizaciones, revisiones del director, remakes en 3-D y todas estas cosas que se hacen ahora, se está preparando una versión moderna de La bella durmiente que se va a llamar Jessy, la bella durmiente de Sevilla City. Sí, sí, es una revisión del clásico ambientado en tiempos modernos y contextualizada en la capital andaluza y su entorno. La bella durmiente, como reza el título, se va a llamar Jessy, va a tener medallones y joyas y rabillos en los ojos. El príncipe, que ya no va a ser príncipe sino peón de albañil, también va a tener medallones y joyas, pero no rabillos en los ojos, que, según él mismo declara -por cierto, se llamará er Jonny-, "Eso é de maricona". Bueno, he tenido acceso mediante unos contactos a esta nueva versión y he decidido transcribir una parte del cuento, la final para ser más exactos, para que veáis qué barbaridad.

(Música de Camela de fondo)

ER JONNY: "Fuaé, aquí ehtá la prinsesa, mi prinsesa, pero ehtá eterrrrrnamente dormía. Qué pena, ya no sivá podé viní a la dihco a eshá un tansing".

LA JESSY: "Méteme la puntita y me dehpierto, caniho".

ER JONNY: "Illa, illa, ¿po tú no ehtaba dormía, ía?".

LA JESSY: "Méteme la puntita y calla".

Lamentable, amigos. Lamentable.