martes, 24 de enero de 2012

Que le quiten la licencia o el pendrive


Esta la acabo, esta la acabo

A veces uno se siente terriblemente desafortunado. En ocasiones, una persona toma consciencia de lo importante y a la vez aleatorio que es el momento histórico en el que ha nacido. El porqué es bien sencillo: tu momento histórico determina las cosas que vas a vivir, los recursos de los que vas a poder disfrutar. Por ejemplo, mi abuelo puede que leyese El señor de los anillos, y quizá le encantara y lo disfrutara a niveles elevados a la máxima potencia, pero el pobre nunca pudo tener el enorme placer de encender la tele y ver en color y en HD dolby sorrounded high revolution a un orco hablando en directo y diciendo cosas como: "Yo por mi hija ma-to". No, no pudo. Y es, si lo piensas desde este prisma, injusto. Porque claro, vida no hay más que una, y te toca la que te toca y en el momento que te toca. Entonces... ¿Por qué? ¿Por qué tengo que encontrar yo esta noticia y joderme y punto? ¿Por qué no he podido yo nacer en la época en la que ya existían los pendrives? Sí, vale, Espinete y Dartacán, y uno para todos y todos para uno y guau, guau, que sí. Pero ¿por qué tuve que nacer en 1978 y vivir mi infancia en los 80 si en los 80 NO EXISTÍAN LOS PENDRIVES y eso imposibilita el hecho de que una profesora me entregue uno con material didáctico en el que, sin querer, ha copiado también un video porno casero haciendo el waka-waka con su novio? ¿Eh?

Pues sí, amigos, eso es lo que le ha ocurrido, para goce y disfrute de sus hormonados alumos, a una profesora argentina cuyo nombre no ha trascendido pero a la que yo voy a llamar La viciosilla albiceleste. Ea, y yo con pizarra y tiza. Es que no es justo, coño. Además, yo tenía un profesor sesentón con bigote a lo Superintendente de la T.I.A. -que, claro, ahora vendrá algún positivista de estos que parece que se han comido un árbol de navidad, y me dirá: "Pues menos mal que no había pendrives en tu época, porque imagínate que es tu profesor el que te pasa el video porno". Sí, es verdad, qué horror ver a mi profesor del bigote ahí apretando como criatura que no ha visto comida en meses delante de un pollo asado, pero contra todo argumento hay un contra-argumento, y yo digo: "¿Y si la mujer de mi profesor era joven y estaba buena, qué?" Ahí lo dejo-; yo tenía este profesor, digo, y viví la época que viví, y eso, como he dicho al principio, me inhabilita para disfrutar de los fenómenos acaecidos con esta profesora de Biología de Junín.

Pero ¿cómo reaccionaron los alumnos? ¿Fueron mesurados y, tras una reunión de urgencia en el patio del colegio, decidieron ser discretos y llevar a cabo una recolección de pendrives (uno por cada alumno, lo que supone también un video porno por cada pupilo) para su posteior devolución a su estimada profesora y sellaron el juramento tácito e implícito de que aquello no sadría de los muros, no de aquel colegio, sino de aquella aula aun siendo víctimas de coacción y tortura so pena de doscientos azotes para vergüenza y escarnio público? Sí, los cojones. Los cabrones, tras previo paso de rigor por el cuarto de baño (ver foto), colgaron el vídeo en cuestión en Internet, con lo cual La viciosilla albiceleste no sólo fue conocida en Junín, sino en el mundo entero -menos en China-; allá donde una casa tenía conexión a la red... allá donde un ordenador de sobremesa adornaba aquella mesa de madera de roble que una vez alguien compró en una tienda de antigüedades cualquiera... allá donde un regazo acogía amablemente un portátil de conexión inalámbrica... en todos esos lugares, digo, se pudo ver a la profesora de Biología cabalgando a lo Hi-yo Silver away.

En fin, que la mujer ha sido cesada de toda actividad educativa, y aquí viene lo bueno -y cito literalmente-, "hasta que termine la investigación". ¿Qué cojones van a investigar? No sé, me imagino a la comisión delegada mirando el vídeo fijamente y con elevada concentración: "Yo creo que son operadas"; "No, mira porque cuando se tumba se le aplastan".

¡Dejad a la mujer pasar su vergüenza en paz, hombre ya!

Muy fan de esta profesora, por cierto.

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