Hakuna matata

Dos más dos son cuatro. Si echas demasiada sal a la comida, la comida estará salada. Si pones tele cinco, nada bueno vas a ver. Chuck Norris acaba ganando. Si te pones por la noche a oscuras con una vela encendida frente a un espejo y pronuncias tres veces seguidas el nombre de Belén Esteban, te acuerdas de ella y te entran ganas de vomitar. Cuando acabas de hacerte la comida y te sientas tranquilamente para ver Los Simpson, empieza un intermedio. Si quieres que llueva, no llueve, y si quieres que no llueva, llueve.

Hay cosas en esta vida que son así, impepinablemente; no se pueden cambiar, el mundo está estipulado de esta forma, y amargarse es tontería, porque no vas a conseguir nada. Leyes universales, la ley de Murphy... llámenlo como quieran, pónganle la etiqueta que les plazca. Pero es así.

Pues bien. Si tienes una cuñada que se llama Jeanne Mundango Manunga, nada bueno te va a ocurrir. Si eres mujer, te viene tu hermano feliz todo él y te dice: "Me he enamorado. Ella se llama Jeanne Mundango Manunga", corre. Corre, insensata, y no mires atrás. Tu hermano que se joda, no te molestes en intentar salvarle, por merluzo, por soplagaitas. Porque, amiga lectora, si tu hermano oye que esa mujer esbelta y de presencia imponente se llama Jeanne Mundango Manunga y aún así quiere seguir adelante con esa relación, una de dos: o está demasiado caliente, y, por ende, ya no tiene remedio la criatura, o es gilipollas perdido y no sabe lo que le conviene en esta vida, e igualmente no tiene remedio. Así que mejor sálvate tú y él que se las arregle con la Hakuna matata esa como bien pueda.

Mundango Manunga es mala. Es mala y retorcida. Y un poco hija de puta. Resulta que el hermano de la cuñada de Manunga tuvo un momento de lucidez y pensó: "Pues yo la voy a dejar", y, ala, la largó, y esta chiquilla no asimiló bien la ruptura -creo que el hombre en cuestión se llama Jonny Mango Largo-, dijo: "¡Ay, no puedo, es que yo le quiero, yo le quiero!", y luego: "¡Que yo estoy muy loca! ¡Que yo estoy muy loca!", y, claro, hay que tener en cuenta que estas criaturas -son de California- se han criado viendo muchas telenovelas tipo Topacio y La dama de rosa -¿Por qué no te casaste con él, Gabriela? ¡¡¡¿¿¿Por qué???!!!-, y eso influye a la hora de vengarte de tus exnovios. Bueno, pues se fue a una tienda de estas de móviles y tarjetas prepago -las carga el diablo, siempre lo dije-, y compró un par de tarjetitas a nombre de su cuñada, la hermana de Mango Largo -qué habrá hecho la pobre chiquilla, que bastante tiene con tener un hermano tan merluzo-, y empezó a mandarse mensajes amenazantes a su propio móvil. Hay que ser mala y canalla y retorcida y arpía. El concepto "término medio" parece que es desconocido para... -mmmm... ¿cómo hostias se llamaba?- ...Mandunga Mananga, o algo así, de tal forma que visitó la comisaría para poner denuncias tropecientasmil veces, hasta que la policía dijo: "Vale, Monkawa, vamos a detener a tu cuñada, no por mandarte los mensajes en sí, sino por, al habértelos mandado, provocar que nos des el latazo de esta manera tan insoportable -esto último es suposición mía-", y la detuvieron, hasta que se descubrió el pastel y se dieron cuenta de que la pobre hermana de Mango Largo era una inocente criatura que nada tenía que ver con los mensajes amenazantes y que la Jeanne esta era una mala víbora retorcida, que sí, sería muy guapa, pero qué mala hostia tenía la cabrona, y la detuvieron y ahora les va a tener que pagar un pastón a Mango Largo y su hermana y pasar un año entre rejas.

Moraleja: amiguitos, amiguitas, mandarte mensajes amenazantes al móvil con el nombre de otra persona no sirve de nada, porque al final te acaban pillando, por mucho que tengas el nombre más ridículo del mundo. Destroza tu coche y raya con una llave el mensaje: "Morirás, maldita zorra" o algo así, que es más efectivo, impactante y menos demostrable.

Me alegro de haberos servido de ayuda. Hasta mañana si Dios quiere.

N. de la R: Noticia de hoy descubierta gracias a la cortesía de El burol, gran opositor.